vertidos controlados: ¡está todo por hacer!

¡está todo por hacer!

lunes, 3 de septiembre de 2007

Una de las diferencias fundamentales entre los escritores y los que no lo somos es la capacidad para plasmar con palabras lo que se piensa. Cuando leo algo que refleja con exactitud lo que pasa por mi mente me produce una agradable sensación: ¡eso es lo que yo quería decir!
Este domingo en el suplemento dominical de El País leo un artículo de Javier Marías que reproduce a la perfección la manera en la que la sociedad española es vista por muchos de los que la integramos. Cómo la desconfianza hacia los demás genera una convivencia viciada. Su comienzo es bastante elocuente:

"Una de las más graves sensaciones que los ciudadanos tienen en las sociedades actuales, y en particular en la española, es que tanto las autoridades como las empresas los están siempre estafando, o, como mínimo, aprovechándose de ellos, y eso crea a su vez una sensación de malestar e indefensión máximas que lleva a ver como enemigos tanto a los políticos como al prójimo en general. Algo sumamente perjudicial para la convivencia y que, si a algo invita, es a saltarse las reglas y la ley el mayor número de veces posible, y a que los individuos, en su pequeña escala, intenten por su parte estafar y defraudar cuanto puedan."

Javier Marías

El País Semanal
, 2 de septiembre de 2007

Os recomiendo que os leáis todo el artículo.
Me parece muy acertado cuando enfatiza en particular en la [sociedad] española, pues mi experiencia me dice que hay otras en las que no es así. La sensación de levantarte por la mañana y pensar que todo funciona racionalmente y que los eventuales errores serán subsanados a la mayor celeridad, existe. Y es fenomenal. Me encantaría que ocurriese así en España. Eso es calidad de vida y de nada me vale ser la octava o la novena economía del mundo si no tengo más calidad de vida.
A mi modo de ver, el resultado de todo esto es que se genera un circuito de desconfianza. Es decir: ¿cómo cambiar esto? ¿confiando en los demás? ¿o esperando a que a quien le corresponde haga cambiar las cosas y genere la confianza en la gente? Supongo que un término medio. Pero no hay viso de que vaya a ser así hasta que pasen unas cuantas generaciones. Mientras, no perderé la esperanza. Muchos dicen que no hay nada que hacer con todo esto, yo prefiero pensar como Manolo Gallego: no es que no haya nada que hacer, ¡es que está todo por hacer!. Lo revolucionario aquí es cumplir con las normas.

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