vertidos controlados: pasados incómodos debajo de la alfombra

En casi todas las ciudades existe algún tipo de polémica sobre los nombres de calles y plazas por su relación con la dictadura, incómodo pasado del que jamás nos libraremos. Para mi ese comportamiento forma parte de un sentimiento de vergüenza común. En España el régimen pasó como si nada. Llegó, se mantuvo y murió. Tras eso, Franco fue enterrado con honores de jefe de estado. Y punto. Después nos intentan vender una transición que no existió. Una farsa diseñada desde las altas cumbres, durante la que se perdonó a todo el mundo, a demasiada gente en ambos bandos. Aún hoy no hay el valor suficiente como para negarlo, y se nos sigue vendiendo la moto de la transición. ¡Por favor! pasara lo que pasara, los Españoles lo iban a aceptar. Más adelante, supuestamente más maduros, el 24 F muchos gallegos ya se habían marchado a Portugal.
El hombre que firmó las últimas sentencias de muerte políticas en España ha gobernado Galicia hasta hace bien poco, y es senador, entre otras aberraciones. Pero no nos engañemos, eso pasa por que hay gente que no solo no se avergüenza de ese pasado, sino que desearía que no fuese pasado. El nivel intelectual medio dista bastante de lo deseable, que le vamos a hacer.
En el subconsciente colectivo duele no haber tenido la fortaleza como sociedad que otros si tuvieron, no haber participado como pueblo en la construcción de país ni en la destrucción de barbarie anterior. Claveles en Portugal, la revolución francesa, la naranja más reciente en Ucrania, Finlandia le ganó incomprensiblemente una guerra a Rusia, etc. Eso son pueblos que hacen su patria, por eso ellos sí aman su bandera, por que es suya, por que la ganaron con armas descargadas en muchos casos y la bandera fué para todos. Incluso el caso de Chile difiere grandemente del nuestro. A pesar de que Pinochet murió sin ser condenado, sí fue extraditado, que ya es algo. Y más es que actualmente Chile lo presida una mujer. ¿Os imagináis a España gobernada por una mujer? Yo, por desgracia no. Ojalá los jóvenes fuésemos distintos, pero lo único que veo a mi alrededor es conformismo. Y listos, muchos listos, que es como se conoce a los que destrozan al vecino para tener un trocito más de tarta.
Sé que soy muy pesimista, es lo que hay. Es lo que veo. Es, no nos engañemos, lo que nos espera. La cola.