Aun que ahora lo cool sea odiar el fútbol tan irracionalmente como otros lo aman, saber disfrutar de él es tan maravilloso como aprender a disfrutar de cualquier otro espectáculo. Precisión, concentración y compenetración. Un equipo. Individuos embebidos en aceite lubricante para que los rozamientos disminuyan hasta ser casi nulos. Mírales: parecen niños, no multimillonarios. Un grupo de chavales muertos del gusto que les está dando coger la copa. Un equipo con el que te irías de cena. Una pandilla de amigos.
Gracias por el espectáculo. El show ha estado sublime, chicos. Verdaderamente sublime.
Foto: 20minutos
gustito
lunes, 30 de junio de 2008
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