Cosas como que un policía local multe a un coche oficial siguen siendo extrañas, así como motivo de reprimenda dentro del cuerpo. "Si un vecino de la calle Jorge Guillén no puede aparcar en esta calle; un coche oficial no autorizado, sea de quien sea, tampoco puede". Pues a mi lo que dijo el policía me parece un razonamiento aplastante.
El artículo 14 de la constitución (audio muy bien elegída la ponente) sigue siendo una utopía en lo referente a muchos aspectos legales, sobre todo los relacionados con la circulación. No hay un solo miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad al que no se le quiten las multas de cualquier tipo por el hecho de serlo, aún que estén fuera de servicio y en sus vehículos particulares. Incluso los encargados de que la ley se cumpla no la cumplen, en un tema considerado por la mayoría de los ciudadanos como menor. Seguramente menos grave que el del terrorismo. Sin embargo si nos planteamos cuánta gente murió en el último año víctima del terrorismo y lo comparamos con todos los que han muerto en accidente de tráfico el último fin de semana, parece ilógico considerar el primer problema como más grave que el segundo. A mi al menos me lo parece, y así lo considero, a sabiendas de que este pensamiento levanta ampollas por muy lógico que sea. El raciocinio no fue nunca una de nuestras virtudes.
Yo seguiré cumpliendo las normas de tráfico, no por las multas, ni por los puntos, sino para intentar no matarme en el asfalto. Al que le preocupen más los puntos que la muerte, pues que se haga guardia civil (por cierto, que si no llevan al menos las luces de la sirena encendidas, no pueden ser considerados vehículo prioritario, y deben cumplir las normas a todos los efectos: vídeo).
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miércoles, 12 de diciembre de 2007
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